Una pequeña epifanía que va de la mano con una concienciación creciente sobre el problema que supone el stock sobrante en la industria de la moda. Como explica, la primera vez que Isabel se puso a los zapatos fue junto a Andrés Sirvent, a quien conoció en una feria de calzado y con quien trabajaría como diseñadora de la firma Otto et Moi que ambos crearon hace más de 15 años.