Y en segunda instancia, nos demuestra su interés por buscar adherentes en distintos refugios populares, sin importar el lazo del Timão con los sectores más progresistas de Sao Paulo, la lucha que lideró este club durante la dictadura que el presidente defendió ni, obviamente, la rivalidad que hay entre el Palmeiras y el Corinthians. Fácil, el presidente sabe que su imagen provoca un fuerte rechazo en los sectores más populares de Brasil y el fútbol es una herramienta para demostrar una imagen de cercanía, casi un brasileño más que vibra con la pasión de multitudes.